Thursday, November 03, 2005

Piratería y terrorismo


Mucho se ha dicho sobre la piratería y los perjuicios que causa a los artistas, a los desarrolladores de software, a la industria musical, a los escritores y a la sociedad en general. A pesar de esto, es usualmente percibida por el público como un delito sin dolientes, que no afecta a la sociedad y que solamente perjudica a algunas grandes empresas.

Lo que pocos saben es que desde hace ya varios años se ha demostrado que las organizaciones terroristas más temibles del mundo como Hezbollah, Al Qaeda, las triadas en Malasia, los separatistas chechenos, los fundamentalistas musulmanes del norte de África en Europa y hasta los grupos terroristas que operan en nuestro país, se financian gracias a la venta de productos piratas.

Así, usan desde la simple venta de jabones falsificados hasta el quemado de CDs y DVDs con música, películas y software, para lucrarse. ¿La razón? Sus fuentes tradicionales de financiación han sido detectadas y cortadas, de manera que han tenido que diversificar sus negocios para continuar con sus actividades terroristas.

A manera de ejemplo, Hezbollah tiene a Paraguay como punto de distribución hacia Latinoamérica; en 2002 un miembro de esta organización fue capturado en Foz do Iguazú y le encontraron cartas de agradecimiento por los aportes recibidos, junto con películas de actos terroristas reales y testimonios de hombres bomba, grabados justo antes de que cometieran los atentados. Estas películas aparentaban ser simples productos comerciales, distribuibles a cualquier padre de familia incauto.

Las Triadas controlan mercados internacionales y piratean todo lo que sea reproducible en discos ópticos (CDs y DVDs); tienen tanto poder que los mismos gobiernos de su región, y la industria, se encuentran amenazados por ellas. Finalmente, es sabido en la industria que hay grupos terroristas que, en nuestro país, controlan el mercado de piratería en varias ciudades: quien quiera vender CDs piratas con música o software debe pagarles un impuesto.

Así que debemos replantear el concepto de piratería; no afecta solamente a un par de empresas: nos afecta a todos. No es paranoico afirmar que si compro un CD o un DVD pirata puedo estar financiando a quien mañana me va a secuestrar, o atentará contra el Presidente o las Fuerzas Armadas, en el corazón mismo de Bogotá.

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